Entre tantas noticias acerca de lo que para unos es invasión y, para otros, un freno a los nazis; lo que sí sabemos es que ha estallado una guerra en Europa, entre dos países vecinos como lo son Ucrania y Rusia. Y que, debido a esto, hemos visto cómo el mundo ha cambiado en pocos días.
Para comenzar, esta incursión de tropas rusas a petición del presidente de la Federación Rusa Vladimir Putin, ha cobrado cientos de vidas, y ya, según cifras de la ONU, más de dos millones de refugiados. Las vidas que se han perdido en su mayoría han sido civiles, así como combatientes de ambos lados.
Lo más doloroso ha sido ver las imágenes de los nuevos “periodistas” sin acreditación que circulan las redes sociales, y es que en eso nos hemos convertido todos gracias a ellas. Claro que mucha de esta información que ha salido a la luz proviene de fuentes sin confirmar y, por supuesto, siempre encontraremos los típicos montajes subidos con la única intención de conseguir seguidores, y lucrar con la desgracia de lo que está sucediendo.
Apartando todo esto, hemos podido leer que muchas escuelas, zonas residenciales e incluso hospitales oncológicos han sido blanco de bombardeos diarios, así como puentes que han sido destruidos para con eso evitar el avance de las tropas enemigas. Todo esto ha puesto al mundo en una gran expectativa, especialmente porque uno de estos países, específicamente Rusia, el segundo país con uno de los ejércitos más grandes del mundo, es el principal protagonista.
Pero no sólo es Ucrania quien esta viéndose afectada, este conflicto tiene repercusiones a nivel internacional en todos los niveles; desde Egipto con la seguridad alimenticia, hasta los Estados Unidos con el alza del combustible, cuyo precio se ha disparado debido a este conflicto.
El cambio ha comenzado con la cantidad de vidas que hasta ahora ha cobrado esta guerra sin sentido, cientos de ellas inocentes y también en la zona de combate. Esto ha cambiado la geopolítica, ya que los líderes mundiales se encuentran en un abismo de decisiones. Las relaciones políticas de estos líderes se han visto trastocadas como no sucedía desde aquél fatídico 11 de septiembre, día en el que el mundo cambió.
Recordemos que a raíz de esos ataques, el enemigo a vencer era el grupo terrorista de Al Qaeda e Isis, y que Putin, a pesar de ser un socio incómodo para muchos, fue un aliado a la hora de combatir a estos grupos. En este caso, los analistas nunca llegaron a imaginar que sería el ex agente de la KGB, el que llegaría a la presidencia con promesas de volver a darle la gloria a Rusia, convirtiéndose ahora en el enemigo no a vencer, sino a detener.
Podría decirse que todo comenzó cuando invadió Georgia en el 2008, reconociendo a dos repúblicas separatistas, así como ofreciendo apoyo al presidente de Siria, quien atacó a su propio pueblo con armas químicas, provocando con ello una ola de refugiados como está sucediendo en estos momentos.
El apoyo de Putin a los separatistas en el este de Ucrania en unos comicios en el 2014 que, para muchos, fueron fraudulentos, concluyó con la anexión de la península de Crimea, lo que dio lugar a sanciones. Por otro lado, al líder ruso se le han hecho infinidad de acusaciones, hasta de que atentara en contra de sus enemigos en el extranjero.
Y continua siendo un socio incómodo para los lideres del mundo. Aunque ayudó con el acuerdo nuclear de Irán en el 2015, su propio poderío nuclear, suena a una amenaza más parecida a una bomba de tiempo. Por otra parte, y para aparente tranquilidad mundial, el sistema financiero de Rusia se ha visto atacado debido a las sanciones que los líderes mundiales están aplicando. Pero con la moneda rusa en descenso y empresas extranjeras retirando sus inversiones en ese país, se crea un panorama lleno de incertidumbre, en el que no se sabe cuál será su próximo movimiento.
Tenemos que rogar que esta guerra llegue a su fin, para que podamos dejar un mundo paz para nuestras generaciones futuras.
