Y es que esta comparación no es otra cosa que para resaltar lo importante que es el trigo para el mundo. Como decimos en el título de esta nota, el precio de esta materia prima es tan volátil que su fluctuación puede influir mucho más sobre la inflación en la economía mundial. Porque no es cualquier cosa; este es el cereal con el que se hace el pan que consumimos todo los días, y del que dependen alrededor de 2.500 millones de personas.

Por ejemplo, del maíz sólo unas 900 millones de personas. Pero el caso es que todo esto se está viendo afectado por la ya muy noticiosa invasión de Putin a Ucrania, ya que a estos dos países también se los conoce como los “graneros del mundo”. Y el conflicto ha disparado los precios de ambos productos, con cifras que se solo se pudieron ver en crisis igual como la que sucedió en el año 2008; y es que de por sí ya estaban altos los precios a raíz de la pandemia.

Esto es un mercado que es controlado por unas pocas empresas -enormes, eso sí- y con reservas. Una de ellas es la estadounidense Cargill, líder mundial de los agronegocios desde su fundación en 1865, en Minnesota; con 166 mil empleados en 66 países y cuya factura este pasado año 2021, fue de 131.000 millones de euros.

El trigo más volatil que el petróleo
foto agrodigital

Podría decirse que en 157 años de historia, dicha cifra ha sido su mejor beneficio y esto gracias a la pandemia y a la volatilidad de los mercados. Esta empresa no posee grandes cultivos, porque se basa solo en la red de distribución; desde el almacenaje en grandes silos hasta las flotas de distribución. Evitan tener tierras de cultivo ya que no quieren correr el riesgo de perder cosechas, ya sea por inclemencias de la naturaleza o a consecuencia de gobiernos conflictivos.

Su visión y estrategia es almacenar y acumular materia prima para, en casos como desastres naturales, tener la capacidad de poder transportar a sus depósitos los excedentes desde otros lugares. Los Cargill son los que están detrás de todos los ingredientes con los que se elabora lo que consumimos.

En caso de malas cosechas, los agricultores son los que asumen las perdidas y son los que se arriesgan como todo en lo que monopolio y poder se refiere. Pero bueno, eso no lo podremos cambiar, así se mueve el mundo lastimosamente. Y el problema de que sea así, es que pueden darse casos como el del año 2011, cuando Rusia hizo temblar los mercados porque ese año hubo una mala cosecha; esto hizo que Cargill moviera sus piezas desde los puntos de Africa, lo que provocó que los precios del cereal se fuera a las nubes.

El trigo más volatil que el petróleo
foto porcicultura.com

Pero ahora, en el caso de conflictos como el que se está viendo casi en vivo y en directo, lo que está en juego es que la próxima cosecha de Rusia y Ucrania, quienes son -respectivamente- el primero y el quinto en la lista de exportadores de cereales en el mundo. Entre ellos se comercializa el 12% de las calorías que consume el mundo, pero además de cereales, hay que incluir el aceite de girasol y los fertilizantes, que se necesitan para la fabricación de las postas y del gas natural.

El cereal de Ucrania en estos momentos es inalcanzable y el de Rusia es intocable debido a las sanciones. Las ambiciones expansionistas de Putin han creado la tormenta perfecta, poniendo en peligro la seguridad alimentaria. Y esto, por supuesto, será aprovechado por las almacenadoras del product, que verán la oportunidad de aprovecharse de esta coyuntura, ya que se pensaba que Egipto podría suplir este déficit pero ni si quiera ellos pueden autoabastecerse.

Pronto volveremos a ver que, en lugar de ver subastas de aviones llenos con productos médicos por lo de la pandemia, le tocará el turno a los buques de carga, ya que son los encargados de transportar trigo, maíz, fertilizantes y aceite de girasol respectivamente.