En lo personal, esta guerra ha dado mucha tela que cortar, y este nuevo tramo de tela tiene que ver con lo que parece ser la nueva excusa de Moscú para invadir a su vecina Ucrania.

En el año 2020, investigadores alemanes junto a sus homólogos ucranianos, realizaron estudios sobre los parásitos que se encuentran en los llamados “chupa sangre”: garrapatas, pulgas y murciélagos; conocidos científicamente como los hemípteros.

En particular, estos científicos querían saber qué tipo de bacterias y parásitos albergaban los murciélagos de Ucrania, para con ello identificar amenazas potenciales para la salud humana. Los investigadores del Instituto de Medicina Veterinaria Experimental de Kharkiv, examinaron 140 especímenes de garrapatas, moscas y pulgas, que fueron extraídas de murciélagos capturados en el este de Ucrania.

Estas muestras fueron sumergidas en etanol y enviadas al Instituto Friedrich Loeffer (FLI), cerca de Greifwald en Alemania. Allí, el ADN de los parásitos reveló la identidad de patógenos, entre ellos la Rickettsia, una bacteria común transmitida por las garrapatas. Estos resultados se presentaron en una conferencia de la Sociedad Veterinaria Alemana en el 2021.

Rusia acusa a Ucrania de fabricar armas biológicas
Foto de Chokniti Khongchum

De esto salió la acusación que sorprendió a muchos especialistas cuando, el 10 de marzo, un funcionario del Ministerio de Defensa ruso afirmara que dicha investigación era parte de los planes para fabricar una arma biológica, la cual -supuestamente- es financiada por occidente.

Esta acusación fue transmitida en la televisión nacional rusa, donde aseguraban al pueblo que se trataba de un complot, en el que participaban Ucrania y Estados Unidos, cuya finalidad es hacer llegar -a través de murciélagos y reptiles- un arma biológica a las poblaciones cercanas a las fronteras de Rusia.

El presidente Vladimir Putin habló en televisión de “un laboratorio de armas biológicas financiadas por el Pentágono en Ucrania”. Estas palabras añadieron munición a la guerra de desinformación (noticias falsas, como yo les digo) y supuestas pruebas, de parte de autoridades rusas, fueron difundidas y amplificadas por Fox News en redes sociales, y discutidas en foros de QANON.

Para una experta del King’s College de Londres, “si eres capaz de sembrar suficientes dudas, la gente empieza a cuestionar”. Y Rusia ha seguido esforzándose por difundir muchas dudas respecto a otras investigaciones. En otra oportunidad, durante una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, convocada para discutir la supuesta investigación ucraniana de “armas biológicas”, el diplomático Dassily Nebengia, afirmó que “Los murciélagos estaban considerados como portadores potenciales de agentes que podrían ser usados en armas biológicas”.

El diplomático Nebengia también afirmó que “no sabemos nada sobre el destino de esos peligrosos biomateriales, y las consecuencias que puedan tener una vez que se disipen”. Otro de sus argumentos, es que son un riesgo y que podrían ser robados con fines terroristas, o ser vendidos en el mercado negro.

La respuesta de la parasitóloga Cornelia Silaghi fue: “Tonterias, estas muestras están en mi congelador”, añadiendo que no tiene patógenos que puedan propagarse, ya que el etanol -donde se encuentran- destruye dichos patógenos y deja sólo el material genético intacto, que se usa para realizar secuencias.

Rusia acusa a Ucrania de fabricar armas biológicas
Foto de Chokniti Khongchum

Todavía no se sabe cómo el Ministerio de Defensa ruso obtuvo dicha información. Es de suponer que el correo electrónico, en el que intercambiaban datos acerca de la investigación, fue pirateado. De allí que surgieran otras acusaciones a investigadores ucranianos, los cuales se han visto envueltos en estas desinformaciones. Todo esto ha pasado a formar parte del relato de la propaganda del Kremlin, y deben saber que todo es una falsedad sin fundamento, pues Ucrania no posee laboratorios genéticos para fabricar armas biológicas.

Esperemos que esta guerra termine y que el mundo pueda estar un poco menos convulsionado. Aunque eso es algo difícil de lograr.