Las elecciones preliminares en Escocia parecen ser escrutinios que poco interés generen en el conglomerado internacional. A final de cuentas se trata de un país perteneciente al Reino Unido, cual en pleno poder es un peldaño de poder al que subordina las decisiones de sus integrantes, con el mayor peso de este poder recayendo en Inglaterra.

Sin embargo, dichas elecciones llaman la atención de los mayores inversionistas del planeta y la economía internacional estaría atenta por lo que pueda suceder en esta contienda política en Escocia. La decisión a tomar pondría en marcha cambios radicales en el panorama económico de los británicos en general.

Un pequeño pero ferviente deseo de independencia

El Partido Nacional Escocés, Scottish National Party en inglés, cuenta con Nicola Sturgeon como candidata a ser la ministra principal. Sturgeon es reconocida por su postura de diferenciarse del Reino Unido y su deseo de consumar una independencia para los escoses. Una hipotética victoria cimentaría un escenario de confrontación con el primer ministro Boris Johnson.

Más problemas para un Johnson quien asumió la ola gigantesca que ha representado el Brexit y el laberinto de incertidumbres financieras al que se enfrenta el bloque británico. Un ministro principal que incentive el deseo nacional de separarse del Reino Unido sería un dolor de cabeza más que Boris Johnson no debe ignorar.

A pesar de que expertos alegan que una independencia de Escocia es de precarias posibilidades, la preocupación sobre una oportunidad de concretarse algún día es motivo suficiente para los gobernantes y financieros británicos, ya que el sentimiento separatista aumenta en las calles en vez de decrecer.

Las razones por las que la probabilidad independentista de los escoceses es mínima, yace primordialmente en el poder del mismo Johnson. El primer ministro británico es quien concede el permiso de realizarse un referéndum en Escocia, para así permitirle a los escoceses romper su vínculo con el Reino Unido luego de 300 años de unión.

El impacto que espera el mercado

Aún es prudente subestimar una separación, los inversionistas ven la posibilidad de consumarse a finales de esta década o comienzos de la siguiente, por lo que se han pedido medidas de un hipotético impacto en los mercados, en un momento donde las consecuencias del Brexit aún no se han terminado de vislumbrar a mediano y largo plazo.

La realización de un Scoxit implicaría en la independencia del 8% de la economía británica. Quizás tal porcentaje no simule gran relevancia pero sí que la tiene. Los principales inversionistas y expertos en economía aseguran que la independencia de Escocia – cuando sea que tenga que ocurrir – debilitaría seriamente varios activos del Reino Unido.