Por mucho tiempo he tejido, pero nunca me detuve a pensar cuales son sus orígenes o lo que significaba tejer. Hacerlo consiste en confeccionar una tela, prenda de ropa u objeto decorativo, entrelazando hilos a mano, con la ayuda de una máquina o con 1 o 2 agujas de tejer, que pueden ser de diferentes materiales como madera, aluminio o plástico.

La finalidad de este tipo de técnica de costura siempre ha sido crear telas para confeccionar prendas vestir. Los comienzos se remontan a los egipcios 2.000 años a.C, quienes ya utilizaban telares para hacer prendas con hilos de lino, mientras que la lana comenzó a usarse después en Creta y Mesopotamia, cuando la oveja paso a ser un animal doméstico. El tejido está ligado a la historia de las culturas indígenas, y es que la práctica del tejido es ancestral y está en nuestro ADN.

Podría decirse que cada comunidad indígena en el mundo tiene una historia sobre el tejido como pilar fundamental de su cosmogonía. Con el paso del tiempo y el desarrollo de la industria textil, se empezaron a confeccionar prendas con máquinas que producen gran cantidad en minutos, con diferentes texturas y grosores. La técnica de tejer hoy en día se ha convertido en una práctica más de ocio y entretenimiento, e incluso se usa como terapia de relajación, o para la rehabilitación física y mental.

Cuando se habla de tejer lo primero que viene a nuestra mente es una mujer mayor con agujas largas en manos y rodeadas de ovillos de colores, actualmente cada vez son más las personas jóvenes que se dedican al tejido ya que es una práctica divertida, relajante, entretenida en especial durante periodos difíciles como inviernos o como este año con la pandemia. Aquí algunas razones para incorporarla en tu tiempo de ocio.

Tejer como terapia

Foto de Alex Green en Pexels

  • Ayuda a prevenir el estrés y aliviar la ansiedad que puedes sufrir en momentos concretos, así como mitigar el impacto emocional.
  • Obliga a dedicar unos momentos del día para ti, ya sea en soledad o en grupo.
  • Mantiene tu cerebro más joven durante más tiempo, porque la actividad física y mental que implica tejer mantienen activas las neuronas.
  • Te sentirás más feliz porque tu cerebro va a liberar endorfinas, la hormona de la felicidad.
  • Aumentará tu fuerza de voluntad y tu espíritu de superación, ya que tejer engancha, y día a día querrás hacerlo mejor, elaborar prendas más bonitas y aprender nuevas técnicas. Además, si te equivocas, tendrás que deshacer el trabajo realizado y volver a empezar, lo que va a reforzar tu fuerza de voluntad.
  • Aumentará tu autoestima al comprobar que puedes conseguir hacer con tus manos lo que te propongas.
  • Si te unes a una clase, conocerás a personas nuevas, fomentaras tu sociabilidad y te sentirás parte de un grupo, lo que también mejorara tu estado de ánimo.
  • Si el dolor forma parte de tu vida, tejer puede ayudarte a reducirlo.
  • Previene la falta de movimiento en las manos que conlleva la artrosis, una enfermedad reumática.

Tejer también tiene un significado espiritual, ya que reconoces la importancia del pequeño punto, del nudo individual, del instante que se deja ir, de la inmensidad de lo insignificante. No es gran cosa, pero al mismo tiempo lo es, porque tejer nos regresa a la realidad cotidiana más tranquilos, más sabios y más comprensivos. Y a medida que ves que lo que tienes planeado hacer va dando resultado, te emocionas al verlo terminado e inmediatamente ya tienes en mente cual será tu próximo trabajo, bien sea un mantel, un tapete, un abrigo o lo que está de moda los amigurumis.

 

Tejer como terapia